Realmente Julie no quería saber nada de su padre biológico, pues se había criado con un tío materno, del que recibió todo el amor que no tuvo de sus padres.

Con respecto a su madre, no tenía nada qué decir, esta murió de leucemia cuando ella era muy pequeña, pero de su padre sí, le costéo su educación y nunca le faltó nada material, pero siempre fue lejano, esquivo, como si nunca la hubiera querido.

—Pero nada te cuesta asistir a la reunión —le decía su tío, poniéndole una mano en el hombro —si no quieres recibir nada de tu padre, lo donas a alguna institución, además presiento que es mucho dinero.

Julie tenía mucho odio reprimido hacia su padre y le desagradaba aceptar que él siempre se saliera con la suya, y que manipulara la vida de las personas hasta después de su muerte. Pero sentía curiosidad por saber quién era ese otro hermano, que ella no conocía.

Por otra parte, con Rafael, su hermano conocido, ella no tenía una mala relación, pero se habían separado desde que este era muy joven y se había ido a una academia militar, en la que cambió tanto, que rápidamente se convirtió en un extraño, de él solo sabía que estaba destacado en Turquía en una misión especial.

Julie fue la primera en llegar a la oficina donde estaba pactada la reunión; su pelo rubio caía muy elegantemente sobre sus hombros, la frescura de sus ojos azules ocultaba todo lo que le contrareaba estar allí.

Casi no conoció a su hermano Rafael cuando lo vio venir, era como si hubiera crecido en la adultez; lucía fuerte y elegante.

Luego de un abrazo conversaron un rato; era una conversación que no iba para ninguna parte; una situación incómoda que solo la salvó la llegada del abogado, acompañado de alguien que por el parecido impresionante con el padre recién fallecido, era el tercer hermano.

Lo más asombroso no era el parecido, sino lo mayor que era, aparentaba solo unos 15 o 18 años menos que su padre.

—Este es su hermano —dijo el abogado sin mayores rodeos —invitándolos a entrar a su oficina.

Antes de que tomen alguna decisión debo decirles que la herencia dejada por su padre es una inmensa fortuna en dinero y en propiedades, pero como ya saben, deben estar de acuerdo con la repartición, la cual está hecha de manera equitativa para los tres. Además del testamento, su padre dejó una carta para usted, Julie, la cual debe leer antes de tomar su decisión.

Julie había decidido tomar su parte de manera formal, y luego donarla, como le había dicho a su tío, lo importante era desprenderse de todo lo que tuviera que ver con su padre.

Tomó la carta y comenzó a leerla lentamente, como si escuchara la ronca voz de su padre:

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